Ruta pr-g 125 Sendero de Visantoña

Si por algo se caracteriza esta ruta es por las vistas del paisaje rural gallego donde conviven armoniosamente grandes extensiones de prados y cultivos con cierres naturales, riachuelos que alimentan el embalse de Portodemouros y bosques de árboles centenarios que impasiblemente disfrutan del paso del tiempo, siempre vigilados por los majestuosos pazos en otra época más esplendorosos.

El ayuntamiento de Santiso puede presumir de su rico patrimonio en elementos arqueológicos, con una buena representación de la arquitectura castreña y megalítica, contando con más de una docena de castros y mámoas desperdigadas por todo su territorio.

Seguidamente surge la arquitectura religiosa y popular. Con un elevado número de iglesias ligadas a cada una de las 17 parroquias, muchas veces acompañadas de los hermosos cruceros e intercalándose con las numerosas construcciones populares como pazos, hórreos y palomares.

La orografía del terreno aparece quebrada por pequeños valles erosionados a lo largo del tiempo por los ríos que riegan toda su superficie.

Intentando presentar una muestra de este rico patrimonio, la ruta PR-G 125 Sendero de Visantoña, de aproximadamente 14 km, parte del Local de la Asociación “O Noso Lar ” en el lugar de Seoane. Siguiendo la dirección contraria de las agujas del reloj, partimos por una pista de tierra en dirección al Pazo de Vilar de Herreros. Con capilla, hórreo, palomar y fuente es, tras varias remodelaciones, uno de los mejores conservados de Galicia y un buen representante de la arquitectura religiosa, civil y popular.

Seguidamente encontraremos el Castro de Vilar de Ferreiros, que conserva en buen estado parte del foso y parapeto defensivos en la parte O y NO. Sin excavar, esconde un tesoro de piezas de alto valor arqueológico ya que no fue expoliado como otros.

Continuando con la ruta y después de disfrutar varios kilómetros del paisaje rural tradicional, llegamos a los Molinos del Tajo. Situados en el riachuelo que les de la nombre, son cuatro construcciones populares donde se realizaba a molienda del grado de cereal cultivado en la comarca.

Caminamos un poco más de un kilómetro y llegamos a la aldea del Ribeiro. El Pazo do Ribeiro y su capilla, ambos en estado de abandono, emergen para mostrar la importancia que alguna vez tuvieron en el pasado.

En esta aldea podemos apreciar un conjunto de construcciones prehistóricas. Las Mámoas do Ribeiro, situadas en una colina dominando el valle, nos trasladan a la cultura megalítica tan presente en este ayuntamiento.

Continuamos el recorrido por la orilla del Embalse de Portodemouros. Debido su construcción en los años 60, quedaron inundadas las aldeas de Brocos en Agolada y Ribadulla en Santiso. Desde el año 1975 está en funcionamiento una barcaza que une las parroquias de Loño (Vila de Cruces) y Beigondo (Santiso).

Actualmente, además de aprovechamiento eléctrico inicial, se utiliza para la práctica de deportes náuticos.

Después de una pequeña, pero fuerte subida, nos encontramos con el Castro de Seoane, que conserva parte de la muralla defensiva exterior después de ser prácticamente derribado para la adecuación del terreno a la práctica agraria.

A escasos metros se encuentra el Área Recreativa de Valiñas acompañada de la piscina municipal, donde podemos hacer un descanso en el camino, ya que que consta de mesas, columpios y parrillas a la sombra de los robles y pinos.

Casi pegado se encuentra el Campo de la Fiesta, también con columpios, mesas y parrillas; es el lugar de celebraciones de las fiestas populares y religiosas de la aldea de Visantoña.

La Iglesia de San Xoán de Visantoña, se sitúa en el centro del núcleo de población de Seoane. De las más amplias del ayuntamiento, tiene planta rectangular, dos capillas y sacristía adosadas en los laterales. En el patio está situado el cementerio.

El camino pasa al lado del Crucero de San Xoán de Visantoña. Situado en un cruce de caminos, destacando una base donde se representan cuatro calaveras, un fuste con cabezas de ángeles y la cruz con dos figuras en sendas caras.

Se finaliza a escasos metros, en el Área Recreativa de Seoane, con mesas a la sombra de robles, donde se puede descansar después de los 14 km recorridos en esta hermosa andadura.